Aumentar los niveles de dopamina en el cerebro podría no bastar para abordar los síntomas no motores, como la depresión o la fatiga, en pacientes con párkinson, según concluye un estudio que se publica esta semana en Science Translational Medicine.
Marios Politis, del Imperial College de Londres, inició este estudio en el que se recabaron datos de tres pacientes con párkinson a los que se había trasplantado con injertos fetales ricos en dopamina entre 13 y 16 años antes. Estos enfermos experimentaron una recuperación en su capacidad motora significativa, incluso al dejar de tomar L-DOPA durante varios años.
Sin embargo, aun cuando sus síntomas motores disminuyeron, los pacientes seguían sufriendo depresión, fatiga y otros síntomas no motores de la enfermedad. Mediante la tomografía por emisión de positrones (PET), los investigadores rastrearon las neuronas dopaminérgicas en el cerebro y comprobaron que la función de estas neuronas había sido restaurada por los injertos.
En cambio, observaron menos neuronas productoras de serotonina de lo normal en regiones del cerebro relacionadas con el sueño, la vigilia, el apetito, el humor y las emociones.

Este hallazgo indica que en el tratamiento del párkinson deberían incluirse terapias de reemplazo de neuronas serotoninérgicas, para alcanzar un alivio más completo y largo.
A pesar de la importancia de estos resultados, todavía es necesario seguir investigando en la misma línea, a fin de contrastar la información obtenida.
(Scie Transl Med 2012; 128: 128ra41)

Fuente: Diario Médico