Más de un centenar de afectados de párkinson de la Asociación Parkinson Madrid están, gracias al programa de Termalismo del IMSERSO, en el Balneario de Leana (Fortuna, Murcia) disfrutando de los beneficios de la balneoterapia. Esta nueva terapia termal engloba, según Luis M. Álvarez, médico especialista en Hidrología médica y jefe médico de este centro, varios factores terapéuticos…
En los pacientes con párkinson, la balneoterapia ayuda a disminuir la rigidez, que provoca la lentitud de movimientos y un trastorno postural de miembros y tronco. Para ello, se aplica el agua minero-medicinal en forma de baño termal a una temperatura no superior a 38º C. En otros casos, se alcanzan mejor los objetivos de relajación psicofísica con el baño de burbujas (baño y aeromasaje) a una temperatura de 34-36º C, entre diez y veinte minutos.
Un complemento ideal de la balneación para atenuar la rigidez muscular es probar las técnicas con presión. Las duchas cervical y lumbar tienen un efecto calmante de las dolencias de espalda que frecuentemente se asocian a estos pacientes. Tras estas técnicas, de baja presión, se suele prescribir un hidromasaje general con la ducha a chorro a 38 ºC durante cinco minutos.
El masaje termal (un masaje manual general durante veinte minutos, aplicado a la vez que el agua a 34-36ºC en forma de ducha filiforme) es una técnica eficaz para la rigidez porque permite la movilización de las articulaciones y los estiramientos musculares a cargo del masajista. Es, además, un masaje muy relajante y, por la técnica empleada, muy seguro para calmar el dolor de la osteoporosis, tan habitual en las personas de edad y de reducida movilidad.
El dolor y la rigidez de las partes acras se atienden con el maniluvio (ducha filiforme en manos y muñecas) y con el pediluvio (baño de burbujas en pies y tobillos). En este último, el aeromasaje y el control de la temperatura permiten mejorar la circulación de las piernas.
Otro de los problemas a los que se enfrenta el paciente con párkinson es el déficit de saliva, en algunas ocasiones, debido a los medicamentos. Para solventarlo, la técnica utilizada es la pulverización orofaríngea o ducha de la boca y garganta durante diez o quince minutos. La ducha nasal (lavado de las fosas nasales con nuestra agua minero-medicinal a 37º C) asegura que la ventilación sea fisiológica, es decir, que el aire que se respira lo haga por donde debe, por la nariz, y en las mejores condiciones.
Con la hidrocinesiterapia se experimenta:
- El principio de flotación, por el que una persona que pese 80 kilos debería de hacer un esfuerzo equivalente a tan solo 8 kilos para moverse dentro del la piscina. Esta disminución del peso corporal en el agua facilita la motricidad del aparato locomotor, ya que aumenta el movimiento de las articulaciones o, si se actúa contra el empuje del agua, se gana fuerza muscular.
- Durante 45-60 minutos, al movilizar los segmentos corporales y marchar en la piscina, se combate la inestabilidad postural y la debilidad muscular. El continuo ajuste dinámico al entorno acuático aumenta el conocimiento del cuerpo, lo que puede mejorar el control motor cuando se camina. La temperatura en torno a 36º C constante de una de nuestras piscinas ayuda a la sedación y flexibilidad muscular, también mitigando el dolor.
- La acción de la presión hidrostática actúa especialmente sobre el sistema venoso y las grandes cavidades corporales aumentando de esta forma la circulación y facilitando la expulsión del aire viciado y entrada de aire fresco.
Hay otras terapias complementarias que se usan en personas con enfermedad de Parkinson:
- El masaje, con objetivos calmantes y de mejora del tono muscular y de la movilidad articular.
- El parafango. Es una placa de lodo y parafina que, a una temperatura aproximada de 42º C, local o regional, resulta altamente eficaz contra la rigidez y el dolor.
Para concluir, es importante conocer que:
- Alrededor del 70 por ciento de los pacientes de párkinson mejoran significativamente el dolor, la rigidez y el equilibrio postural gracias al termalismo, según datos del Balneario de Leana.
- La cura termal atiende otros problemas de salud que conviven en el parkinsoniano, tratando a esta enfermedad de una forma integral.
- La duración de la misma debe tener en cuenta las condiciones del paciente. Oscila entre nueve y catorce días. Se recomienda una periodicidad mínima anual.
- La balneoterapia está contraindicada y no debe llevarse a cabo en aquellas enfermedades generales u orgánicas debilitantes, febriles, en el cáncer, en las anemias y en las inmunodeficiencias (falta de defensas) graves, en las incontinencias, si hay hemorragias, descompensaciones mantenidas de la hipertensión arterial y de la diabetes, accidentes vasculares recientes, traumatismos agudos, heridas…
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